Felicito a los promotores de esta iniciativa y celebro la creación de una publicación local, abierta a la participación o colaboración de cualquier ideología. La aparición de un medio de comunicación plural fomenta los principios más importantes de los fundamentos democráticos (participación, tolerancia y libertad de expresión), valores que deberían ser garantizados por las instancias políticas de nuestra población, si realmente orientasen su actividad al progreso de la colectividad que representan.
Hace más o menos una década comenzó un claro declive de nuestro pueblo, declive aún más evidente si comparamos la evolución de Manzanares con otras localidades cercanas que en la última década han experimentado un importante crecimiento y progreso. Manzanares, a pesar de su estratégica localización, y de un sinfín de proyectos que se anuncian cada cuatro a la ciuda-danía, padece una preocupante parálisis.
Con la llegada de la democracia, en Manzanares habría sido conveniente el fomento de actitudes de participación con las que cohexionar a una sociedad polarizada. Sin embargo, la política municipal ha tenido un claro carácter revanchista y de confrontación, este hecho no es responsabilidad de una persona u organización política, los culpables somos todos, cada cual en su medi-da, unos por hacerlo, otros por fomentarlo, y otros por aceptarlo. Tuve la suerte o desgracia de vivir fuera de Manzanares, lo que me permitió conocer otra forma de hacer política, una verdadera forma de fomentar la participación y de buscar lo mejor de cada uno en beneficio de la colectividad, todo lo contrario de lo que se fomenta en nuestro pueblo.
Quienes han visto, y soportado, un Pleno Municipal han compro-bado la falta de verdaderos valores democráticos. Un buen alcalde no debe utilizar su carácter de autoridad para humillar, vilipendiar, regañar, insultar, aleccionar, etc., a los representantes de los partidos de la oposición, y menos aún hacerlo continua y permanentemente, y además de forma pública puesto que los Plenos se retransmiten en la televisión local, demostrando con ello una actitud soberbia y despótica, impropia de una sociedad civilizada, avanzada y tolerante, una actitud que se basa en la razón de la fuerza de los votos y no en la fuerza de la razón, una actitud que fomenta la critica ácida y permanente de cualquier propuesta y la denostación social de la participación democrática. A alguien que lleve más de 25 años como alcalde se le supone un carácter abierto y una actitud de servicio a la ciudadanía, pues en realidad es eso lo más importante de un representante público, al no ser así se impide resaltar o hacer mención a sus aciertos y virtudes, que los ha tenido y los tiene.
Desde 1983 el PSOE ha ganado las elecciones municipales en Manzanares siempre con mayoría absoluta, manteniendo al mismo alcalde, durante los primeros mandatos se produjeron avan-ces en nuestro pueblo, se renovaron las mayorías absolutas pues no importaba el carácter “antipático” del alcalde, y eso que alguna vez no le gustó la propaganda electoral al aparecer sonriendo y temer que los ciudadanos no le reconocerían, el pueblo mejoraba. Pero los proyectos y las ilusiones se acaban, hay que saber cuando termina una etapa, llega un momento que el deseo de mantenerse en el poder no es con el objetivo de terminar un proyecto sino que el objetivo es sencillamente evitar que el poder lo ocupe otra persona, otra persona que pueda hacerlo mejor. En democracia 16 años en el poder ya son muchos, y 26 son demasiados.
Es necesario que, cuando llegue el momento, la ciudadanía de manzanares nos lo tomemos en serio, nuestro pueblo necesita cambios, los partidos políticos tienen que ponerse las pilas, no necesitamos un simple cambio de nombres, nuestro pueblo necesita un cambio de actitudes, un verdadero cambio, una renovación democrática, la necesita desde hace tiempo y ha llegado el momento de plantarnos, hasta aquí hemos llegao.
Hace más o menos una década comenzó un claro declive de nuestro pueblo, declive aún más evidente si comparamos la evolución de Manzanares con otras localidades cercanas que en la última década han experimentado un importante crecimiento y progreso. Manzanares, a pesar de su estratégica localización, y de un sinfín de proyectos que se anuncian cada cuatro a la ciuda-danía, padece una preocupante parálisis.
Con la llegada de la democracia, en Manzanares habría sido conveniente el fomento de actitudes de participación con las que cohexionar a una sociedad polarizada. Sin embargo, la política municipal ha tenido un claro carácter revanchista y de confrontación, este hecho no es responsabilidad de una persona u organización política, los culpables somos todos, cada cual en su medi-da, unos por hacerlo, otros por fomentarlo, y otros por aceptarlo. Tuve la suerte o desgracia de vivir fuera de Manzanares, lo que me permitió conocer otra forma de hacer política, una verdadera forma de fomentar la participación y de buscar lo mejor de cada uno en beneficio de la colectividad, todo lo contrario de lo que se fomenta en nuestro pueblo.
Quienes han visto, y soportado, un Pleno Municipal han compro-bado la falta de verdaderos valores democráticos. Un buen alcalde no debe utilizar su carácter de autoridad para humillar, vilipendiar, regañar, insultar, aleccionar, etc., a los representantes de los partidos de la oposición, y menos aún hacerlo continua y permanentemente, y además de forma pública puesto que los Plenos se retransmiten en la televisión local, demostrando con ello una actitud soberbia y despótica, impropia de una sociedad civilizada, avanzada y tolerante, una actitud que se basa en la razón de la fuerza de los votos y no en la fuerza de la razón, una actitud que fomenta la critica ácida y permanente de cualquier propuesta y la denostación social de la participación democrática. A alguien que lleve más de 25 años como alcalde se le supone un carácter abierto y una actitud de servicio a la ciudadanía, pues en realidad es eso lo más importante de un representante público, al no ser así se impide resaltar o hacer mención a sus aciertos y virtudes, que los ha tenido y los tiene.
Desde 1983 el PSOE ha ganado las elecciones municipales en Manzanares siempre con mayoría absoluta, manteniendo al mismo alcalde, durante los primeros mandatos se produjeron avan-ces en nuestro pueblo, se renovaron las mayorías absolutas pues no importaba el carácter “antipático” del alcalde, y eso que alguna vez no le gustó la propaganda electoral al aparecer sonriendo y temer que los ciudadanos no le reconocerían, el pueblo mejoraba. Pero los proyectos y las ilusiones se acaban, hay que saber cuando termina una etapa, llega un momento que el deseo de mantenerse en el poder no es con el objetivo de terminar un proyecto sino que el objetivo es sencillamente evitar que el poder lo ocupe otra persona, otra persona que pueda hacerlo mejor. En democracia 16 años en el poder ya son muchos, y 26 son demasiados.
Es necesario que, cuando llegue el momento, la ciudadanía de manzanares nos lo tomemos en serio, nuestro pueblo necesita cambios, los partidos políticos tienen que ponerse las pilas, no necesitamos un simple cambio de nombres, nuestro pueblo necesita un cambio de actitudes, un verdadero cambio, una renovación democrática, la necesita desde hace tiempo y ha llegado el momento de plantarnos, hasta aquí hemos llegao.
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