En esta nueva sección queremos realizar entrevistas a personas de actualidad, bien, por su trabajo, labor social, trayectoria personal y/o profesional, personas de éxito o personajes anónimos.
Este número lo iniciamos con Ramón, pastor anónimo. Basta leer los horarios de trabajo que tuvo y sus exiguas vacaciones para apreciar mucho más las me-joras conseguidas por el estado de bien-estar social. ¿Conciliación de la vida laboral con la vida familiar? ¿edad mínima laboral? ¿dieta mediterránea? ¿derecho a una vivienda? Esos conceptos antes ni existían. Lean y juzguen por sí solos.
Edad: 87 años
Profesión: Pastor
¿Cuándo empezó a trabajar?
Empecé a trabajar como pastor a los nueve años, prime-ro con un cabrero, pero después a los 18 años me tuve que ir ya que con lo que ganaba no tenía para vivir, en el nuevo trabajo ganaba un duro diario y además me daban la comida.
¿Qué horario de trabajo tenía?
La jornada comenzaba sobre las 7 de la mañana y duraba hasta las siete o las ocho de la noche, en el primer trabajo, en el segundo con 18 años, solía comen-zar a las cinco de la mañana hasta las once de la noche y cada quince días tenía el sábado y el domingo libres.
¿Tenía usted vacaciones?
No, se trabajaba todos los días incluso los fines de semana. Además había épocas en las que nos íbamos a los invernaderos de Almuradiel y Santa Elena. Allí nos íbamos con el ganado a pastar porque hacía mejor tiempo, estábamos alrededor de 6 meses. Veníamos al pueblo un fin de semana al mes, aunque estábamos sólo un con la familia, el resto lo perdíamos en el transporte de ida y vuelta. Los invernaderos eran duros no teníamos casa ni nada, para dormir hacíamos un chocejo y allí nos metíamos.
¿Se comía mucho cordero?
No, solamente los que se morían o nacían mal, si estábamos fuera nos lo comíamos, si estábamos en el pueblo se vendían. Nuestra alimentación era igual todos los días, por la mañana gachas y por la noche potaje, así todos los días. Y vino solo teníamos cuando esquilábamos a las ovejas y llegaban los patronos y nos daban un poco.
¿Cómo conoció a su mujer y a qué edad se casó?
Me casé con 33 años, no tenía ni tiempo para hacerme novio. A mi mujer la conocí sembrando alfalfa, me arreglé con ella, ya llevamos cincuenta y pico años casados. De novios estuvimos unos 3 años, no teníamos dinero, tuve que vender la lana de mis ovejas y con eso comprar una cama. Y nos fuimos con su madre a vivir… hemos pasado mucho.
¿Cómo ve usted hoy Manzanares?
Para las circunstancias que yo he pasado, muy bien.
Y a la sociedad y a la gente joven ¿qué les diría?
Que se dieran cuenta lo que hemos tenido que pasar para que ellos vivan hoy como viven. Que no se olviden que la vida es muy larga. Que tienen que ahorrar, que si ganan cinco que gasten cuatro. Mi ilusión era comprarme una casa y al final la llegué a conseguir, con mucho esfuerzo y pasando mucho.
¿Después de tanto trabajar tendrá una buena pensión?
No me quejo, unos 690 euros y yo con eso me voy apañando. He podido criar a mis hijos, aunque lo hemos pasado mal, yo he pasado mucho hambre, hubo unos años muy difíciles.
¿Va usted por el hogar del pensionista?
Ahora voy poco, antes solía ir mucho. He ganado mucho jugando al tute y haciendo trabajos manuales, tengo unas veintitantas copas. También nos íbamos de viajes con el inserso, nos lo pasábamos muy bien, aunque era estar fuera de tu casa. Mi mujer así conoció el mar, a los 70 años.
¿Qué es lo que más le gusta de Manzanares?
Que vivamos en paz y las calles asfalta-das, antes no estaban y era mucho más duro.
Cuando usted era joven, ¿había tanto parado como ahora?
Sí también había, la gente iba a la plaza en invierno, el caporal llegaba y quien tenía suerte trabajaba, de todos modos ahora lloramos mucho y trabajamos poco.
¿Qué calefacción tiene usted en su casa?
De leña y braseros, yo mismo busco con mi carretilla la leña, la cojo para todo el invierno y la voy guardando en una habitación, con ella nos calentamos.
Muchas gracias RAMÓN.
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