Esta pasada primavera desde la Asociación de vecinos "Isla Verde" recibimos con cierto regocijo y alegría, la noticia de que la concejalía de seguridad del Ayuntamiento instaba a toda la plantilla de policía local a seguir todas las recomendaciones e instrucciones que el defensor del pueblo describía para corregir y evitar los problemas ocasionados por el gamberrismo y el botellón en el Paseo de Córdoba de nuestra localidad, en este escrito del Defensor del Pueblo de Castilla La Mancha se hacía observar, entre otros muchísimos detalles, la pasividad con que los agentes de la policía local se empleaban ante este más que serio problema.
No obstante, estas "instrucciones", bando interno u órdenes dados a la policía local por parte de la concejalía de seguridad de nuestro Ayuntamiento no fueron consecuencia de un estudio o meditación ordenados y tranquilos una vez recibido este mencionado informe del Defensor del Pueblo (digamos de paso que todo este tipo de informes no son jurídicamente vinculantes) sino que se promulgaron a raíz de los desordenes producidos unos días antes en la barriada de la Avenida del Parque y en el Paseo parque de Córdoba , en ambos tuvo que intervenir la unidad antidisturbios comarcal de la Guardia Civil y como sabemos, en la barriada de la Avenida del Parque, hubo varios heridos y en el Paseo de Córdoba hubo agresiones con petardos a las casas de los vecinos y posteriormente enfrentamientos más que verbales entre nosotros, los vecinos y los gamberros botelloneros, es decir, nuestras autoridades locales como de costumbre a remolque de los acontecimientos y no previendo prácticamente nada.
Con anterioridad al mencionado decreto todos estos hechos fueron expuestos con todo lujo de detalles por los partidos de la oposición en el pleno del mes de abril, al tiempo que nuestro querido miembro de la asociación Juan de Dios se enfrentaba desde el público al Alcalde y al concejal de seguridad, a dicho pleno también asistieron numerosos vecinos de la barriada de Avenida del Parque con quienes coincidimos totalmente en el sentido de defender nuestros barrios y su entorno y de hacer de ellos lugares para vivir en paz y no para "guerrear".
Como decía , fue toda esta presión y no la propia voluntad decidida de la concejalía de seguridad de solucionar el problema, la que obligó a la misma a cambiar las instrucciones de trabajo de la policía local en el sentido de endurecer sus actuaciones contra los gamberros botelloneros, ahora bien como la soberbia es pecado capital del equipo de gobierno local se conminaba a los agentes en el mencionado informe a realizar su labor con total diligencia y dedicación so pena de ser acusados de dejación de funciones.
Como posiblemente las cuentas electorales ya si nos dan mayoría a los vecinos respecto de los gamberros botelloneros, a algún miembro del consistorio se le ocurrió la feliz idea de hacer un "plantón" de patrulla policial los viernes y los sábados de 12 de la noche a 6 de la mañana y los domingos de 11 a 3 y, miren por donde, la extraordinaria, genial y atrevida medida ha dado unos resultados satisfactorios y hemos tenido un mes y medio de una normalidad aceptable aunque todavía con numerosas lagunas por resolver (mientras no se prohíba el consumo de bebidas alcohólicas en la vía pública que-a casi todo por hacer ¿No les da pena que diga esto así?
Las visitas de los coches patrulla de la Guardia Civil han sido durante estos dos últimos meses bastantes frecuentes , muy de agradecer por parte de los agen-tes de la Benemérita que también con-trolan el trapicheo de droga que hay en los cinco puentes así como la aptitud más comprometida y "beligerante" de los agentes de la policía local.
Y ahora me voy y les voy a hacer varias preguntas ¿Tanto trabajo le costaba a los responsables políticos del Ayuntamiento hacer esto poco que se ha hecho ahora algunos años antes? ¿Cuántos sufrimien-tos y dolores de cabeza les ha costado a mis vecinos de barrio y de ciudad aguantar este problema? ¿Cuántas veces he tenido que salir de mi casa jugándome el físico a llamarle la atención a estos individuos porque he llamado a la policía de mi pueblo y no he encontrado el apoyo y el consuelo necesarios y me he sentido absolutamente impotente? ¿Se imaginan el daño que este tipo de prácticas vandálicas suponen para que mucha gente se instale en estas nuevas barriadas con la cantidad de inversión sana que se pierde y el movimiento económico que yugulan ? La nueva calle de villa Clemen es buen ejemplo de ello, no ha sido más que abrirla y los gamberros botelloneros han ocupado dejando un espantoso rastro de suciedad, meadas, vomiteras, ruidos, borracheras, broncas y peluzoneo, y algo parecido está ocurriendo en Clara Campoamor donde ya se ha dado la voz de alarma.
Pese a este retroceso se ganan más batallas que se pierden, aunque todavía queda mucho para ganar la guerra, que sólo se ganará cuando se prohíba el consumo de bebidas alcohólicas en la vía pública y , si se viera necesario, se habilite algún lugar para que esta gente haga lo que quiera (allá ellos) sin molestar a nadie , quiere decirse, lejos del casco urbano.
Desde este humilde artículo quiero agradecer a todos los miembros de la asociación de vecinos "Isla Verde" todo el inmenso esfuerzo que están realizando para erradicar estas malas prácticas en nuestro barrio, en especial a sus dirigentes Rebeca Sánchez-Maroto y Maria José Aranda Escribano y a sus consortes Pedro Antonio y Juan de Dios, también quiero agradecer la intervención de la unidad antidisturbios de la Guardia Civil de la comarca, aquella noche nos sentimos, por fin, protegidos de nuestras fuerzas de policía ante esta injusticia que sufrimos (los botelloneros no dejaron ni una chapa en el suelo) y a cuantas personas, grupos y agentes sociales de nuestra localidad se han solidarizado con nosotros.
Por último quiero poner en tela de juicio al equipo de gobierno de nuestro ayuntamiento por haber dejado sin solucionar este problema du-rante tanto tiempo (no quiero decir con esto que ya esté solucionado) por no cumplir con su obligación de proporcionar seguridad y tranquilidad a nuestro barrio y por haber pensado más en el cálculo electoral que en la justicia, el orden y el derecho a vivir con normalidad de nuestro vecindario.
Felipe Molina Gámez
No obstante, estas "instrucciones", bando interno u órdenes dados a la policía local por parte de la concejalía de seguridad de nuestro Ayuntamiento no fueron consecuencia de un estudio o meditación ordenados y tranquilos una vez recibido este mencionado informe del Defensor del Pueblo (digamos de paso que todo este tipo de informes no son jurídicamente vinculantes) sino que se promulgaron a raíz de los desordenes producidos unos días antes en la barriada de la Avenida del Parque y en el Paseo parque de Córdoba , en ambos tuvo que intervenir la unidad antidisturbios comarcal de la Guardia Civil y como sabemos, en la barriada de la Avenida del Parque, hubo varios heridos y en el Paseo de Córdoba hubo agresiones con petardos a las casas de los vecinos y posteriormente enfrentamientos más que verbales entre nosotros, los vecinos y los gamberros botelloneros, es decir, nuestras autoridades locales como de costumbre a remolque de los acontecimientos y no previendo prácticamente nada.
Con anterioridad al mencionado decreto todos estos hechos fueron expuestos con todo lujo de detalles por los partidos de la oposición en el pleno del mes de abril, al tiempo que nuestro querido miembro de la asociación Juan de Dios se enfrentaba desde el público al Alcalde y al concejal de seguridad, a dicho pleno también asistieron numerosos vecinos de la barriada de Avenida del Parque con quienes coincidimos totalmente en el sentido de defender nuestros barrios y su entorno y de hacer de ellos lugares para vivir en paz y no para "guerrear".
Como decía , fue toda esta presión y no la propia voluntad decidida de la concejalía de seguridad de solucionar el problema, la que obligó a la misma a cambiar las instrucciones de trabajo de la policía local en el sentido de endurecer sus actuaciones contra los gamberros botelloneros, ahora bien como la soberbia es pecado capital del equipo de gobierno local se conminaba a los agentes en el mencionado informe a realizar su labor con total diligencia y dedicación so pena de ser acusados de dejación de funciones.
Como posiblemente las cuentas electorales ya si nos dan mayoría a los vecinos respecto de los gamberros botelloneros, a algún miembro del consistorio se le ocurrió la feliz idea de hacer un "plantón" de patrulla policial los viernes y los sábados de 12 de la noche a 6 de la mañana y los domingos de 11 a 3 y, miren por donde, la extraordinaria, genial y atrevida medida ha dado unos resultados satisfactorios y hemos tenido un mes y medio de una normalidad aceptable aunque todavía con numerosas lagunas por resolver (mientras no se prohíba el consumo de bebidas alcohólicas en la vía pública que-a casi todo por hacer ¿No les da pena que diga esto así?
Las visitas de los coches patrulla de la Guardia Civil han sido durante estos dos últimos meses bastantes frecuentes , muy de agradecer por parte de los agen-tes de la Benemérita que también con-trolan el trapicheo de droga que hay en los cinco puentes así como la aptitud más comprometida y "beligerante" de los agentes de la policía local.
Y ahora me voy y les voy a hacer varias preguntas ¿Tanto trabajo le costaba a los responsables políticos del Ayuntamiento hacer esto poco que se ha hecho ahora algunos años antes? ¿Cuántos sufrimien-tos y dolores de cabeza les ha costado a mis vecinos de barrio y de ciudad aguantar este problema? ¿Cuántas veces he tenido que salir de mi casa jugándome el físico a llamarle la atención a estos individuos porque he llamado a la policía de mi pueblo y no he encontrado el apoyo y el consuelo necesarios y me he sentido absolutamente impotente? ¿Se imaginan el daño que este tipo de prácticas vandálicas suponen para que mucha gente se instale en estas nuevas barriadas con la cantidad de inversión sana que se pierde y el movimiento económico que yugulan ? La nueva calle de villa Clemen es buen ejemplo de ello, no ha sido más que abrirla y los gamberros botelloneros han ocupado dejando un espantoso rastro de suciedad, meadas, vomiteras, ruidos, borracheras, broncas y peluzoneo, y algo parecido está ocurriendo en Clara Campoamor donde ya se ha dado la voz de alarma.
Pese a este retroceso se ganan más batallas que se pierden, aunque todavía queda mucho para ganar la guerra, que sólo se ganará cuando se prohíba el consumo de bebidas alcohólicas en la vía pública y , si se viera necesario, se habilite algún lugar para que esta gente haga lo que quiera (allá ellos) sin molestar a nadie , quiere decirse, lejos del casco urbano.
Desde este humilde artículo quiero agradecer a todos los miembros de la asociación de vecinos "Isla Verde" todo el inmenso esfuerzo que están realizando para erradicar estas malas prácticas en nuestro barrio, en especial a sus dirigentes Rebeca Sánchez-Maroto y Maria José Aranda Escribano y a sus consortes Pedro Antonio y Juan de Dios, también quiero agradecer la intervención de la unidad antidisturbios de la Guardia Civil de la comarca, aquella noche nos sentimos, por fin, protegidos de nuestras fuerzas de policía ante esta injusticia que sufrimos (los botelloneros no dejaron ni una chapa en el suelo) y a cuantas personas, grupos y agentes sociales de nuestra localidad se han solidarizado con nosotros.
Por último quiero poner en tela de juicio al equipo de gobierno de nuestro ayuntamiento por haber dejado sin solucionar este problema du-rante tanto tiempo (no quiero decir con esto que ya esté solucionado) por no cumplir con su obligación de proporcionar seguridad y tranquilidad a nuestro barrio y por haber pensado más en el cálculo electoral que en la justicia, el orden y el derecho a vivir con normalidad de nuestro vecindario.
Felipe Molina Gámez
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