En ocasiones me pregunto, si es por-que me estoy haciendo mayor o que el riesgo es real.
No hace tanto tiempo que dejé de jugar en las calles y plazas de mi pueblo, Manzanares. Recuerdo las tardes en el parterre corriendo, jugando a la goma, al truco, al balón prisionero…. Pero, lo que más me llama la atención ahora, no es que jugáramos como niños, sino la tranquilidad que eso su-ponía por aquel entonces a nuestros padres.
Hoy en día, los juegos infantiles de mi niñez, suponen un verdadero quebradero de cabeza para los padres, me explicaré.
Me imagino que todo aquel que sea padre o madre, sin tener necesidad de continuar leyendo, sabrá a lo que me refiero.
En Manzanares, existen pocos lugares donde los niños y niñas puedan jugar, por nombrar algunos de ellos, estaría la plaza del Gran Teatro, el parque de los patos, las Cábilas, los columpios de la Vega del Azuer… Tal vez me deje en el tintero un par de ellos más.
Si hacemos un recorrido por cada uno de ellos, no me equivoco si afirmo que, son lugares bastante inseguros y me atrevería e incluso a decir que peligrosos para niños y niñas pequeños. El por qué de mi afirmación es bastante obvio. Pueden darse una vuelta por estos lugares citados a modo de ejemplo; en el caso de la plaza del Gran Teatro, donde no es raro encontrar a personas bebiendo tranquilamente en los bancos, haciendo mini botellones desde primeras horas de la mañana, utilizando la vía pública como inodoro, con los olores y suciedades que ello conlleva, al igual que utilizando el suelo como papelera, es decir, se pueden encontrar cristales, botellas, cigarrillos, en fin… todo aquello que como padres consideramos altamente educativo.
¿Alguien puede creer que esto forma parte de una buena educación? Por no mencionar los nuevos columpios que si bien hacían mucha falta en Manzanares, han elegido un sitio poco apropiado, ya que delante de unos juzgados, ¡virgen santísima!, cuantas veces no está el furgón de la Guardia Civil, trayendo a presos a procesos judiciales, esposados… y los niños y niñas viendo esa situación tan educa-tiva.
Por mencionar, otro lugar que tiene columpios, situado en una zona tranquila, llena de bonitas casas, la Vega del Azuer, ¿han probado a pasar una tarde de ocio con sus hijos?, no se la recomiendo. Es utilizada por algunos jóvenes como lugar nocturno de reunión, pero no para hacer tertulia literarias, ni contar historias de miedo, sino para hacer botellón, por lo que antes de subir a los columpios a sus hijos/as, deben asegurarse de que no hay cristales, retirar cartones de vino, algún vaso extraviado o esa botella que olvidaron perdida en lo alto del tobogán…
Todo esto, nos hace preguntarnos, si realmente pasar una tarde con nuestros hijos disfrutando de nuestro pueblo, no se ha convertido en una aventura, poco recomendable, que atañe riesgos que realmente podrían ser subsanados, simplemente pensando para quien van dirigidos estos lugares, niños y niñas pequeños que no ven el peligro y que lo único que pretenden es disfrutar jugando, corriendo, explorando…
Por ello, qué menos que buscar una solución rápida y contundente para asegurar lugares adecuados y seguros para los más pequeños de nuestro pueblo, todo ello porque sabemos que el futuro de Manzanares está en la educación que reciban, por lo tanto en sus experiencias y vivencias infantiles. Potenciando los lugares al aire libre, donde puedan correr y jugar, ayudándoles a crecer explorando y disfrutando del entorno. Solo así, ayudaremos a crecer a los más pequeños y por supuesto a potenciar las posibilidades que nos ofrece, un pueblo como el nuestro.
Cristina Fernández-Pacheco
No hace tanto tiempo que dejé de jugar en las calles y plazas de mi pueblo, Manzanares. Recuerdo las tardes en el parterre corriendo, jugando a la goma, al truco, al balón prisionero…. Pero, lo que más me llama la atención ahora, no es que jugáramos como niños, sino la tranquilidad que eso su-ponía por aquel entonces a nuestros padres.
Hoy en día, los juegos infantiles de mi niñez, suponen un verdadero quebradero de cabeza para los padres, me explicaré.
Me imagino que todo aquel que sea padre o madre, sin tener necesidad de continuar leyendo, sabrá a lo que me refiero.
En Manzanares, existen pocos lugares donde los niños y niñas puedan jugar, por nombrar algunos de ellos, estaría la plaza del Gran Teatro, el parque de los patos, las Cábilas, los columpios de la Vega del Azuer… Tal vez me deje en el tintero un par de ellos más.
Si hacemos un recorrido por cada uno de ellos, no me equivoco si afirmo que, son lugares bastante inseguros y me atrevería e incluso a decir que peligrosos para niños y niñas pequeños. El por qué de mi afirmación es bastante obvio. Pueden darse una vuelta por estos lugares citados a modo de ejemplo; en el caso de la plaza del Gran Teatro, donde no es raro encontrar a personas bebiendo tranquilamente en los bancos, haciendo mini botellones desde primeras horas de la mañana, utilizando la vía pública como inodoro, con los olores y suciedades que ello conlleva, al igual que utilizando el suelo como papelera, es decir, se pueden encontrar cristales, botellas, cigarrillos, en fin… todo aquello que como padres consideramos altamente educativo.
¿Alguien puede creer que esto forma parte de una buena educación? Por no mencionar los nuevos columpios que si bien hacían mucha falta en Manzanares, han elegido un sitio poco apropiado, ya que delante de unos juzgados, ¡virgen santísima!, cuantas veces no está el furgón de la Guardia Civil, trayendo a presos a procesos judiciales, esposados… y los niños y niñas viendo esa situación tan educa-tiva.
Por mencionar, otro lugar que tiene columpios, situado en una zona tranquila, llena de bonitas casas, la Vega del Azuer, ¿han probado a pasar una tarde de ocio con sus hijos?, no se la recomiendo. Es utilizada por algunos jóvenes como lugar nocturno de reunión, pero no para hacer tertulia literarias, ni contar historias de miedo, sino para hacer botellón, por lo que antes de subir a los columpios a sus hijos/as, deben asegurarse de que no hay cristales, retirar cartones de vino, algún vaso extraviado o esa botella que olvidaron perdida en lo alto del tobogán…
Todo esto, nos hace preguntarnos, si realmente pasar una tarde con nuestros hijos disfrutando de nuestro pueblo, no se ha convertido en una aventura, poco recomendable, que atañe riesgos que realmente podrían ser subsanados, simplemente pensando para quien van dirigidos estos lugares, niños y niñas pequeños que no ven el peligro y que lo único que pretenden es disfrutar jugando, corriendo, explorando…
Por ello, qué menos que buscar una solución rápida y contundente para asegurar lugares adecuados y seguros para los más pequeños de nuestro pueblo, todo ello porque sabemos que el futuro de Manzanares está en la educación que reciban, por lo tanto en sus experiencias y vivencias infantiles. Potenciando los lugares al aire libre, donde puedan correr y jugar, ayudándoles a crecer explorando y disfrutando del entorno. Solo así, ayudaremos a crecer a los más pequeños y por supuesto a potenciar las posibilidades que nos ofrece, un pueblo como el nuestro.
Cristina Fernández-Pacheco
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