Me cuesta gran esfuerzo intentar entender como una disciplina de partido, en este caso la del PSOE manzanareño, puede llegar a ser tan fuerte como para llegar a frenar proyectos, soluciones o ideas buenas para el pueblo, aunque éstas sean presenta-das por grupos políticos con formas distintas de pensar en otros aspectos muy diferentes de la propuesta a tratar. En mi opinión, debería existir siempre una base u objetivo común, el progreso de nuestra ciudad, algo muy diferente del conseguir única y exclusivamente el progreso de algunas personas llamadas “progresistas” en nuestro pueblo.
Es, bajo mi punto de vista, de sentido común que algunas de las mociones planteadas por grupos distintos al que gobierna actualmente en nuestro Ayuntamiento puedan ser, como mínimo, debatidas como asunto de urgencia cuando se trata de graves problemas sufridos o que están su-friendo vecinos de nuestra localidad, ofrezco, como ejemplo bastante gráfico, las pasadas inundaciones y desbordamientos de la red de alcantarillado en el interior de garajes, viviendas y locales públicos de Manzanares. Parece lógico pensar que, simplemente, aunque solamente sea desde un punto de vista estadístico, dado el elevado número de mociones presentadas durante este curso político por los grupos políticos de la oposición, la urgencia de alguna de estas mociones tendría que haberse visto atendida por el grupo político que gobierna Manzanares.
En este pueblo, a mi juicio, carente del progreso existente en otras localidades vecinas, o progresista según otros, se confunde realmente todo dentro de un aparente clima político-bélico en el que últimamente se ha llegado ya, en varias ocasiones y con la presencia de la televisión local, a poder observar como su actual alcalde (que se supone de todos los manzanareños y a los que él mismo exige lealtad continuamente por medio de invitaciones a los distintos grupos políticos que conforman la corporación) es capaz de proferir una serie interminable de insultos y descalificaciones (continuada en el tiempo por alguno de sus, aparentemente, seguidores mas acérrimos) al contrario, simplemente porque es capaz de expresar una idea distinta a la del grupo que dirige.
Por tanto, en este pueblo de Manzanares, mi pueblo, el progresismo se basa en seguir desde hace décadas una línea recta que como tal apenas deja posibilidades a una ligerísima curvatura para, por un momento, olvidar el protocolo impuesto tras largos años de mayoría absoluta y escuchar alguna posible idea del contrario, que, seguro, muchas veces tras corregir ligeros matices por me-dio del diálogo, es común en la idea final de mejorar el pueblo. Algunos prefieren perder continuamente el tiempo en explicar continuamente (cada final de mes), y demostrar, lo bien que conocen el protocolo a seguir, sin darse cuenta de que lo mas importante es la celebración.
Como puede hablar de progreso, y mucho menos definirse como progresista, un grupo político local que en todo momento impide la consecución de, simplemente, el diálogo y por tanto la apertura de nuevas ideas y tendencias en los temas que de verdad importan a los habitantes de la ciudad que dirigen desde hace mas de 25 años.
Teodoro Rincón
Es, bajo mi punto de vista, de sentido común que algunas de las mociones planteadas por grupos distintos al que gobierna actualmente en nuestro Ayuntamiento puedan ser, como mínimo, debatidas como asunto de urgencia cuando se trata de graves problemas sufridos o que están su-friendo vecinos de nuestra localidad, ofrezco, como ejemplo bastante gráfico, las pasadas inundaciones y desbordamientos de la red de alcantarillado en el interior de garajes, viviendas y locales públicos de Manzanares. Parece lógico pensar que, simplemente, aunque solamente sea desde un punto de vista estadístico, dado el elevado número de mociones presentadas durante este curso político por los grupos políticos de la oposición, la urgencia de alguna de estas mociones tendría que haberse visto atendida por el grupo político que gobierna Manzanares.
En este pueblo, a mi juicio, carente del progreso existente en otras localidades vecinas, o progresista según otros, se confunde realmente todo dentro de un aparente clima político-bélico en el que últimamente se ha llegado ya, en varias ocasiones y con la presencia de la televisión local, a poder observar como su actual alcalde (que se supone de todos los manzanareños y a los que él mismo exige lealtad continuamente por medio de invitaciones a los distintos grupos políticos que conforman la corporación) es capaz de proferir una serie interminable de insultos y descalificaciones (continuada en el tiempo por alguno de sus, aparentemente, seguidores mas acérrimos) al contrario, simplemente porque es capaz de expresar una idea distinta a la del grupo que dirige.
Por tanto, en este pueblo de Manzanares, mi pueblo, el progresismo se basa en seguir desde hace décadas una línea recta que como tal apenas deja posibilidades a una ligerísima curvatura para, por un momento, olvidar el protocolo impuesto tras largos años de mayoría absoluta y escuchar alguna posible idea del contrario, que, seguro, muchas veces tras corregir ligeros matices por me-dio del diálogo, es común en la idea final de mejorar el pueblo. Algunos prefieren perder continuamente el tiempo en explicar continuamente (cada final de mes), y demostrar, lo bien que conocen el protocolo a seguir, sin darse cuenta de que lo mas importante es la celebración.
Como puede hablar de progreso, y mucho menos definirse como progresista, un grupo político local que en todo momento impide la consecución de, simplemente, el diálogo y por tanto la apertura de nuevas ideas y tendencias en los temas que de verdad importan a los habitantes de la ciudad que dirigen desde hace mas de 25 años.
Teodoro Rincón
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