Contestó Raúl—Amigo, nada surge de la nada en la his-toria del ser humano. Cada cosa se inscribe en su contexto histórico en consonancia con los tiempos, lugares, individuos y sociedades. El horario de la biblioteca no se amplia porque la Concejalía de Cultura y Educación, que es de quién depende (pongamos nombre y apellidos) habrá realizado un estudio completo y sabrá a ciencia cierta que al pueblo de Manzanares no interesan esos horarios. Es más, te diré que habrán llegado a esa conclusión porque están convencidos que las oposiciones no las aprueban los que más estudian, y los que más horas de trabajo echen, sino que las aprueban sólo los más listos, los que estudian dando un repaso el día antes del examen. La ley del esfuerzo y del trabajo no la conocen porque no les ha hecho falta. No conocen que para alcanzar determinados puestos son necesarias muchas horas de estudio. Además, los que quieran leer, qué van a leer, Fahren-heit 451, el libro de Ray Bradbury. Quieren prohibir la lectura y condenar los libros para que la gente y el pue-lo no piense. Leer obliga a pensar, y en Manzanares no hay que facilitar la lectura. Que nadie converse porque no hay nada que decir, que nadie critique porque no hay nada que criticar, que todo el mundo sea anodino, encerrado en sí mismo, y que no critique nada. Así os irá mejor. Aquí no hace falta quemar libros, basta con no abrir la biblioteca en horarios razonables y ver EMETEME nada más.
—Pero Raúl, ¿algo habrá que hacer?
—Sí, pero eso supone trabajar, y los del Pesoé están para otras cosas más importantes, ya están pensando en las próximas elecciones, y en qué momento han de inaugurar las rotondas. Cuando se inauguren las rotondas, con la pasta que se van a gastar, y lo bonitas que van a quedar, tú crees que se acordarán del horario de la biblioteca. Ya habrán pasado los exámenes.
—Pero Raúl, ¿algo habrá que hacer?
—Sí, pero eso supone trabajar, y los del Pesoé están para otras cosas más importantes, ya están pensando en las próximas elecciones, y en qué momento han de inaugurar las rotondas. Cuando se inauguren las rotondas, con la pasta que se van a gastar, y lo bonitas que van a quedar, tú crees que se acordarán del horario de la biblioteca. Ya habrán pasado los exámenes.
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