Hoy es viernes, 18 de diciembre de 2009, y son las 13 horas y dos minutos, cuando suena mi teléfono. Miro el display y leo: NÚME-RO PRIVADO. Normalmente no lo cojo, suele ser propaganda, o comerciales, que te hacen perder tiempo, pero hoy lo he cogido.
Aló, me dicen desde el otro lado de la línea, con una voz con acento inequívocamente sudamericano
- Es usted del Manifiesto.
- Sí, dígame.
- Es que quería decirle una queja.
Entonces comenzó a decirme que estaba en la policía ya que le habían atracado quitándole el dinero que llevaba y que pasaría el resto del mes regular, siendo Navidad, que en la policía no le estaban haciendo mucho caso (la voz era desasosegada), que a su mamá le hicieron daño (le rompieron un brazo) hace poco, cuando le dieron un tirón para robarle el bolso y que en este pueblo, por mucho que diga el alcalde, no hay seguridad ninguna, que se roba a diario y lo quiere poner.
Le he dicho que escriba lo que quiera y que me lo traiga para publicarlo. Luego, ya casi llorando, me ha dicho que se quejaba también de que a su niño le atendieron mal en el ambulatorio, que estuvo una hora y trece minutos con el niño con más de 39 de fiebre y no le atendían. Yo le contestaba: señora, tráigame las quejas que tenga que yo se las publicaré.
No sé si me las traiga o no. Si aparecen en este número es que sí me las ha traído, pero he querido escribir este artículo y firmarlo con mi nombre. No me he inventado nada, todo es cierto y más que cierto.
No quiero tampoco comenzar a hacer críticas duras hacia quien puede intentar remediar esto. Sólo quiero que cuando digan que Manzanares es seguro, sepan que yo, al menos, me acordaré de esta inmigrante anónima y les agradecería que ellos también la recordaran.
Que cuando quien sea responsable no haga, aunque solo sea “un poquito más”, por remediar esta plaga que tenemos, muchos nos acordaremos de esta mujer.
Que si de verdad, como tanto dicen- y yo me creo-, desde el ayuntamiento se lucha por el bienestar de los ciudadanos, que se am-plíe la policía, la seguridad ciudadana o lo que sea, que, por mucho que ustedes digan, en Manzanares hay robos a diario, tirones, gamberrismo, etc.
Que es difícil de atajar, por supuesto que sí. Pero que se puede hacer más, también está claro. El bienestar de la población es fundamental: raro es el pleno donde no lo dice el equipo de gobierno a boca llena, reiterándolo una y otra vez.
Y, estamos de acuerdo, bienestar es, o puede ser, tener wifi en el pueblo, bienestar, si es seguro, poder pasear tranquilamente por el pueblo sin tener que ir, como muchas veces vamos, atemorizados por el que se te cruza o aguantando impertinencias de gente que campa a sus anchas haciendo mal de una u otra manera.
En serio lo digo, sin crítica, como consejo, como un ciudadano más, que al fin y al cabo es lo que soy. Cuiden más este aspecto del bienestar, no sé, ni me importa, si Manzanares es de los más o de los menos seguros de la provincia o de España, solo sé que no es seguro, que pueden hablar con la gente y raro será el que no haya sufrido o conozca algún robo, atraco…
Sólo tienen que salir a la calle y preguntar, si, preguntar al primero que se les cruce. Entonces sabrán la verdad de lo que ocurre y cómo parte de este pueblo está atemorizado por unos grupos de personas, en muchos casos identificados, que, repito, campan a sus anchas haciendo actos de vandalismo por doquier. Y esto, señores, no se puede consentir, y es responsabilidad exclusivamente suya, de ustedes, de los que nos gobiernan.
Porque personas como la que me llamó hay cientos. Por eso, entre otras muchas cosas, es por lo que nació el Manifiesto. Desde la dirección les digo algo, de todo corazón, y es que aunque fueron momentos duros, muy duros, los que me hizo pasar esta señora que me llamó, son también estas cosas las que nos animan a seguir, y pese a las críticas que nos hagan, a que nos señalen y nos acusen, mientras haya una persona, sólo una, como la que me llamo, mientras eso exista, existirá el Manifiesto, ténganlo por seguro.
Aló, me dicen desde el otro lado de la línea, con una voz con acento inequívocamente sudamericano
- Es usted del Manifiesto.
- Sí, dígame.
- Es que quería decirle una queja.
Entonces comenzó a decirme que estaba en la policía ya que le habían atracado quitándole el dinero que llevaba y que pasaría el resto del mes regular, siendo Navidad, que en la policía no le estaban haciendo mucho caso (la voz era desasosegada), que a su mamá le hicieron daño (le rompieron un brazo) hace poco, cuando le dieron un tirón para robarle el bolso y que en este pueblo, por mucho que diga el alcalde, no hay seguridad ninguna, que se roba a diario y lo quiere poner.
Le he dicho que escriba lo que quiera y que me lo traiga para publicarlo. Luego, ya casi llorando, me ha dicho que se quejaba también de que a su niño le atendieron mal en el ambulatorio, que estuvo una hora y trece minutos con el niño con más de 39 de fiebre y no le atendían. Yo le contestaba: señora, tráigame las quejas que tenga que yo se las publicaré.
No sé si me las traiga o no. Si aparecen en este número es que sí me las ha traído, pero he querido escribir este artículo y firmarlo con mi nombre. No me he inventado nada, todo es cierto y más que cierto.
No quiero tampoco comenzar a hacer críticas duras hacia quien puede intentar remediar esto. Sólo quiero que cuando digan que Manzanares es seguro, sepan que yo, al menos, me acordaré de esta inmigrante anónima y les agradecería que ellos también la recordaran.
Que cuando quien sea responsable no haga, aunque solo sea “un poquito más”, por remediar esta plaga que tenemos, muchos nos acordaremos de esta mujer.
Que si de verdad, como tanto dicen- y yo me creo-, desde el ayuntamiento se lucha por el bienestar de los ciudadanos, que se am-plíe la policía, la seguridad ciudadana o lo que sea, que, por mucho que ustedes digan, en Manzanares hay robos a diario, tirones, gamberrismo, etc.
Que es difícil de atajar, por supuesto que sí. Pero que se puede hacer más, también está claro. El bienestar de la población es fundamental: raro es el pleno donde no lo dice el equipo de gobierno a boca llena, reiterándolo una y otra vez.
Y, estamos de acuerdo, bienestar es, o puede ser, tener wifi en el pueblo, bienestar, si es seguro, poder pasear tranquilamente por el pueblo sin tener que ir, como muchas veces vamos, atemorizados por el que se te cruza o aguantando impertinencias de gente que campa a sus anchas haciendo mal de una u otra manera.
En serio lo digo, sin crítica, como consejo, como un ciudadano más, que al fin y al cabo es lo que soy. Cuiden más este aspecto del bienestar, no sé, ni me importa, si Manzanares es de los más o de los menos seguros de la provincia o de España, solo sé que no es seguro, que pueden hablar con la gente y raro será el que no haya sufrido o conozca algún robo, atraco…
Sólo tienen que salir a la calle y preguntar, si, preguntar al primero que se les cruce. Entonces sabrán la verdad de lo que ocurre y cómo parte de este pueblo está atemorizado por unos grupos de personas, en muchos casos identificados, que, repito, campan a sus anchas haciendo actos de vandalismo por doquier. Y esto, señores, no se puede consentir, y es responsabilidad exclusivamente suya, de ustedes, de los que nos gobiernan.
Porque personas como la que me llamó hay cientos. Por eso, entre otras muchas cosas, es por lo que nació el Manifiesto. Desde la dirección les digo algo, de todo corazón, y es que aunque fueron momentos duros, muy duros, los que me hizo pasar esta señora que me llamó, son también estas cosas las que nos animan a seguir, y pese a las críticas que nos hagan, a que nos señalen y nos acusen, mientras haya una persona, sólo una, como la que me llamo, mientras eso exista, existirá el Manifiesto, ténganlo por seguro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario