LOBOS POR CORDEROS

Los ciudadanos de Manzanares observarán notables carencias que podrían ser subsanadas en nuestro pueblo, como el lamentable estado de las estaciones de tren y autobuses, el vallado de la vía férrea, la canalización del río Azuer … Sin embargo, el mayor problema al que se enfrenta Manzanares es el CACIQUISMO. Los pueblos, entendido este término como la idiosincrasia y el sentir de una comunidad cualquiera, están supeditados irremediablemente a una misma genética, que se heredará de generación en generación. Cien años atrás, el Caciquismo era uno de los muchos problemas a los que se enfrentaba la sociedad española de 1910. Hoy, en 2010, con una democracia firmemente asentada en España, el Caciquismo sigue devorando sangrantemente a los municipios, impidiendo el desarrollo de las liberta-des y el progreso de sus ciudadanos. De ahí la referencia a que los pueblos poseemos una genética que termina asfixiándonos sobremanera, porque repetimos los defectos de nuestros antepasados:
Un claro ejemplo de este hecho lo encontramos en nuestro alcalde, Miguel Ángel Pozas, que lo es desde 1983 con mayoría absoluta y no ha sido derrotado en ninguna convocatoria electoral desde entonces. He aquí un primer signo de ausencia de cultura democrática y de desconocimiento del sistema parlamenta-rio por una parte considerable de los ciudadanos, ya que mantener a una misma figura en el poder durante tanto tiempo es tan insensato como repulsivo para el sistema. Si analizamos las circunstancias de la política manzanareña, observaremos que las formas y la ideología de quienes nos gobiernan no son muy democráticas. A lo largo de estos años, el Señor Pozas ha ejercido una política que no ha contribuido a implantar en nuestra sociedad usos y costumbres democráticos. El equipo de gobierno ha desplegado un discurso polemista, capaz de dividir a la sociedad en el famoso “o estás con-migo, o estás contra mí”, incluso entre sus propios compañeros de partido. Por ello, el Señor Pozas es el principal responsable de la decadencia sociopolítica y moral de la ciudad, que junto con el Caciquismo con que él nos gobierna, constituye nuestra principal lacra.
Sin embargo, en Manzanares los ciudadanos han elegido democráticamente a sus gobernantes y los resultados comparten un único titular: la victoria del PSOE con Pozas como candidato. El análisis histórico de estos resultados es complejo:
En primer lugar tiene una importancia media el apoyo ideológico, que pasó de ser muy importante al principio de la etapa, para ir perdiéndola sucesivamente. Mientras tanto, el voto de gestión ejercido por las clases medias y el centro político es muy variable en los diferentes comicios. Este alcanzó su techo a principios de la década de los noventa, en los comicios de 1991. Por contra, encuentra su mínimo en 2007, cuando el equipo de gobierno socialista perdió más de mil votos con respecto a los anteriores comicios. Y por último, aparece un tercer factor que es importantísimo para la degradación del sistema: el voto subsidiado.
El voto subsidiado es la utilización del desempleado como arma política. Desgraciadamente, en Manzanares contamos con un porcentaje de población que no posee una cualificación profesional competitiva. Son personas de cierta edad o jóvenes sin preparación, que han realizado múltiples trabajos a lo largo de su vida y que pertenecen a familias humildes, con pocos medios. Por tanto, se convierten en un sector fácil de convencer por las demagógicas lenguas de la socialdemocracia, que les prometen planes de empleo público y buenas pensiones de jubilación. En resumen, una bomba explosiva puesta en manos de Pozas, que ha sabido manipularlos con el fin de perpetuarse en el poder. El PSOE deriva ahí en una nueva ideología: el POCISMO, que no deja de ser la caciquización de la izquierda en Manzanares, utilizando como arma el voto subsidiado, bajo el férreo control del Alcalde y sus colaboradores más próximos. El mecanismo consiste en la creación de empleos municipales ficticios para que los beneficiarios otorguen su voto al que los emplea. Es decir, supongamos que son necesarios 400 trabajadores constantemente para atender el Ayuntamiento, pero el gobierno local los amplía a 470, de los cuales alrededor de 150 son fijos; el resto son trabajadores en paro que el Ayuntamiento va rotando en el tiempo y en la dedicación con otros desempleados, que engrosan las listas del paro local. De este modo, el Gobierno municipal cuenta con alrededor de 600 trabajadores esperando recibir uno de esos 320 empleos, muchos de ellos ficticios. Como el gasto para emplearlos a todos es insostenible, el PSOE recurre a turnar a los parados con contratos semestrales o trimestrales y con ello utilizar el servilismo como arma electoral. Legalmente es un voto tan legítimo como el de cualquier otro ciudadano, pero no es un voto sano, limpio democráticamente hablando. Se trata de un voto pagado con dinero público, que no exige un comportamiento correcto de los políticos. Estos ciudadanos dan el voto como un cheque en blanco y disciplinadamente callan cuando la gestión de sus intereses no les es favorable, simplemente por agradecimiento. Aún así, estos trabajadores saben que están siendo utilizados, pero reconocen que, si su medio de vida fuera otro, descendería su comodidad y tendrían que buscarse un futuro por sí mismos. De este modo, su nivel de vida es claramente mejorable, pero nunca han arriesgado pidiendo un préstamo para crear un negocio o como trabajadores en una empresa privada, donde se les va a exigir mucho más que como operarios municipales.
Así, cuando el PSOE en Manzanares es abandonado por el centro político y la mayoría comprende la necesidad del cambio, Pozas hace con extraordinaria maestría lo que mejor sabe: destinar partidas presupuestarias, que en nada benefician al desarrollo económico del pueblo, para mantenerse en el poder. Dicho dinero podría destinarse a proyectos de importancia, como mejorar la deficiente promoción económica local. Pero entonces, aparecerían ofertas de trabajo más atractivas y el ciudadano ya no dependería del empleo municipal. La mediocridad del POCISMO y sus métodos es patente cada día, cuando se renuevan acerados prácticamente nuevos, se pintan vallas innecesariamente varias veces al año…etc. Todo ello aderezado con una irritante parsimonia, ya que una obra que necesita un mes para realizarse tarda varios en concluirse. Por tanto, el alcalde se aprovecha de los sectores más desfavorecidos y humil-des, a los que dice defender, hundiéndolos en una marea de favoritismos que acabará pasando factura a nuestra democracia. Es un LOBO, que se hace pasar POR CORDERO; un CACIQUE que se disfraza de SOCIALISTA, con el fin de permanecer en el poder.
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EL LETRERITO; EL PADRE SONSECA

Que bonito el letrerito
De la puerta de la ermita
Que lindo, que buen puestito
Que cosa mas chiquitita
Para ver que es lo que reza
Con la puerta me he topado
Y un golpe en la cabeza
Con la rejita me he dado
Y a la vera y por delante
Junto a la famosa ermita
Una mano suplicante
Como pidiendo platita
No pidas mas al viajero
Dijo una voz celestial
Que yo pondré el dinero
PARA UN CARTEL DESCOMUNAL
Nuestra ermita del Cristo de la Ago-nía, se merece un LETRERO, no el letrerito que hay encima de la puer-ta apenas legible.
Debe estar, al menos, acorde con la magnitud de la mano que tiene al lado.
No demos que hablar.

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